Una casa que toma posición en el lugar. Desde el estudio de arquitectura de Pepa Díaz se quiso reflexionar sobre la necesidad imperiosa con la que llegan muchos habitantes de la zona de Bolnuevo en Mazarrón (Murcia), la de obtener superficies horizontales infinitas carentes de lugar, cuando la mayoría de ellas tienen topografías que permiten trabajar como se ha podido hacer en este proyecto, integrando la arquitectura en ésta.
Por otro lado, se reflexionó sobre la arquitectura, intentando explorar la combinación de lenguajes arquitectónicos contemporáneos, alejándose de corrientes y estilos encasillados, obteniendo un resultado sutil.
Se ubicaron aquellos usos más estáticos y cuantificables en el lenguaje más denso y compacto. Por otro lado, las necesidades de reunión y estar tanto al exterior como al interior se sitúan en la parte de la casa que ostenta un lenguaje más ligero, donde la casa no presenta límites con esta topografía y ambiente vegetal del exterior, de forma que el conjunto de la parcela pasa a formar parte de ella, domesticando la naturaleza y diluyendo el límite interior y exterior.
Para el aplacado de la fachada se eligió la colección de porcelánico Zebra Blanco 100x50 de Keraben, material ideal para su uso en fachadas, ya que asegura la total protección ante los agentes atmosféricos garantizando la durabilidad del aislamiento térmico.
La vegetación de árboles y arbustos genera un oasis doméstico, que mucho le aleja de las construcciones vecinas y de la zona, permitiendo a los habitantes retomar el contacto, en su propia casa, con la naturaleza.
Se trata de una propuesta de contraste, por un lado, una composición volumétrica fragmentada, densa, integrada en la topografía del terreno en la que el revestimiento cerámico que la envuelve refuerza y materializa el peso de los volúmenes y la pureza de las líneas que los definen. Por otro lado, conecta o desconecta estos volúmenes un perímetro transparente, transpirable y discontinuo, generando un espacio ambiguo, liviano y abstracto que cede el protagonismo a la vegetación circundante, fingiendo que vive al aire libre y, por lo tanto, aproximando al habitante a la naturaleza, coronado por una ligera losa de hormigón sobre pilares metálicos que se entremezclan visualmente con la vegetación que la envuelve. Perímetro transparente que permite abundante ventilación e iluminación natural.
Ambos lenguajes conviven con la naturaleza instalada en la parcela donde se ubican.
Fotografía: David Frutos
«ABRIL 2007: ARQUITECTA en la especialidad de Edificación en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia.
DICIEMBRE 2010: DIPLOMA ESTUDIOS AVANZADOS en el programa “Proyectos de Vivienda y Edificios Institucionales” del departamento de Proyectos Arquitectónicos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. Trabajos realizados: “Máquinas de Experimentación. Sobre la obra de Olafur Eliasson” tutelado por Francisco Arqués Soler. “Habitar el Paisaje. Can Lis. Jorn Utzon” tutelado por Alberto Pieltain Álvarez-Arenas.»